
¿Qué es la liquidación de la sociedad de gananciales?
Es el proceso legal para repartir los bienes comunes que una pareja ha acumulado durante el matrimonio bajo el régimen de sociedad de gananciales. No debe confundirse con la disolución (que ocurre con el divorcio), ya que la liquidación es el reparto efectivo del patrimonio.
Como abogado, he visto que muchas personas no liquidan sus bienes al divorciarse, lo que crea problemas a futuro. Es fundamental cerrar este capítulo legal y económico con claridad.
Cuando y por qué se realiza la liquidación
La liquidación se realiza una vez disuelta la sociedad de gananciales, pero puede hacerse en distintos momentos, según el contexto del caso:
- Durante el proceso de divorcio, si ambas partes están de acuerdo.
- Después del divorcio, incluso años más tarde (aunque esto puede complicar las cosas).
- En casos de separación de bienes acordada o muerte de uno de los cónyuges.
Se recomienda hacerla junto al divorcio, ya que el procedimiento es más ágil, económico y evita conflictos. Si se pospone, los bienes siguen en copropiedad, lo que impide su gestión libre, genera tensiones y puede acarrear problemas fiscales. Aunque no siempre es obligatoria, realizar la liquidación cuanto antes es clave para evitar complicaciones legales y patrimoniales.
Fases del procedimiento
El procedimiento de liquidación puede hacerse de mutuo acuerdo o de forma contenciosa. En ambos casos, hay tres fases esenciales:
1. Inventario
Se elabora una relación detallada de todos los bienes, derechos y deudas gananciales. Aquí es donde empieza lo complicado. Hay que diferenciar lo que es común y lo que es privativo (es decir, solo de uno de los cónyuges).
En este punto, me ha tocado mediar muchas veces cuando hay confusión o desacuerdo. Algunos creen que todo lo comprado durante el matrimonio es ganancial, pero no siempre es así: si un bien fue adquirido con dinero heredado, puede ser privativo, aunque se comprara estando casados. Esto genera roces, y por eso es clave hacer un inventario claro, documentado y objetivo.
2. Valoración de bienes
Una vez definido el inventario, se asigna un valor económico a cada bien. Aquí puede haber discrepancias importantes, sobre todo en bienes como inmuebles o negocios.
En mi despacho solemos apoyarnos en peritos tasadores independientes cuando hay desacuerdo sobre el valor de una vivienda. Esto aporta objetividad y evita conflictos mayores. Además, en el juzgado suelen aceptar ese tipo de informes con buenos ojos.
3. Reparto o adjudicación
Una vez tasado todo, se reparten los bienes de forma equitativa. Puede hacerse:
- Por adjudicación de bienes concretos (uno se queda con el coche, otro con el piso).
- Con compensación económica (si uno recibe más, paga una compensación al otro).
- Vendiendo los bienes y repartiendo el dinero (lo menos deseable, pero a veces inevitable).
Este reparto final se formaliza ante notario si es de mutuo acuerdo, o ante el juez si es vía judicial.
¿Qué bienes se reparten y cuáles no?
Aquí hay un punto crucial: no todo lo que posee una pareja es ganancial. Es vital saber diferenciar entre bienes gananciales y bienes privativos, ya que estos últimos no se reparten.
Bienes Gananciales:
- Sueldos y pensiones recibidos durante el matrimonio.
- Bienes comprados con dinero común.
- Rentas generadas por bienes comunes.
Bienes Privativos:
- Bienes adquiridos antes del matrimonio.
- Herencias y donaciones.
- Bienes comprados con dinero privativo (aunque hay excepciones si hay mezcla de fondos).
En situaciones donde un bien es adquirido con fondos heredados, pero durante el matrimonio, es recomendable conservar justificantes y reflejarlo en las escrituras, para evitar que se considere ganancial.
Acuerdo o vía judicial: opciones disponibles
Idealmente, la liquidación se hace de mutuo acuerdo. En este caso:
- Se redacta un convenio regulador con el reparto.
- Se firma ante notario si ya están divorciados, o se presenta en el juzgado si aún no.
Si no hay acuerdo, el procedimiento es judicial, y puede ser más largo y costoso:
- Se inicia una demanda de liquidación.
- Se celebra una audiencia previa.
- Se nombra contador-partidor y perito si hace falta.
- Finalmente, el juez aprueba un cuaderno particional con el reparto.
Errores comunes y claves para evitar conflictos
Hay ciertos errores que se repiten en la mayoría de liquidaciones problemáticas:
- No hacer la liquidación a tiempo, lo que genera incertidumbre patrimonial.
- Confundir bienes privativos con gananciales, por falta de documentación.
- Infravalorar bienes para beneficiar a una parte, lo que puede acabar en impugnaciones judiciales.
- No incluir deudas gananciales, lo que puede perjudicar gravemente a uno de los cónyuges.
Además, en caso de uso exclusivo de un bien común, puede reclamarse una compensación si la otra parte no tiene acceso.
Contar con asesoría jurídica especializada desde el inicio es la mejor forma de prevenir estos errores y agilizar el procedimiento.
La importancia de un buen asesoramiento legal
La liquidación de bienes gananciales no es solo un trámite formal: afecta directamente al patrimonio, las finanzas futuras y la seguridad jurídica de ambas partes. Por eso, un asesoramiento legal adecuado es clave para asegurar que todo el proceso se haga correctamente, con transparencia y sin conflictos innecesarios.
Cada caso debe tratarse con un enfoque práctico, teniendo en cuenta si hay hijos, hipotecas, empresas, o propiedades en el extranjero. Una buena planificación legal puede marcar la diferencia en el resultado final.